Leonardo da Vinci, el hombre del Renacimiento por antonomasia
Pintor, científico, escultor, ingeniero, paleontólogo, filósofo, poeta, anatomista, botánico, músico, inventor… Si hay un ejemplo que nos sirva para explicar lo que significa ser ‘un hombre del Renacimiento’ es Leonardo da Vinci (15 de abril de 1452 – 2 de mayo de 1519). El florentino es considerado como el genio universal, un polímata italiano con conocimientos que abarcaron diversas disciplinas.
Sus dos facetas más recordadas quizá son las de inventor y pintor. Suyas son las ideas como las del helicóptero, el submarino, el carro de combate o el automóvil, aunque eran tan adelantadas a su tiempo que muy pocos de sus proyectos llegaron a construirse. En cuanto a la pintura, no podemos dejar de mencionar La Gioconda, El Hombre de Vitruvio o La Última Cena, referenciadas, copiadas y parodiadas hasta la saciedad.
Pero hoy en el blog de Curiosidades de OK Diario queremos centrarnos en sus citas más célebres. Frases por todos recordados que nos dan una idea de su lucidez y genialidad:
- La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte
- Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo
- Reprende al amigo en secreto y alábalo en público
- La sabiduría es hija de la experiencia
- Una obra de arte nunca se termina, sólo se abandona
- La simplicidad es la máxima sofisticación
- Quien no castiga el mal, ordena que se haga
- Al igual que el coraje pone en peligro la vida, el miedo la protege
- Nada fortalece tanto la autoridad como el silencio
- La pintura es poesía muda; la poesía, pintura ciega
- Lo mismo que el hierro se oxida por falta de uso y el agua estancada se vuelve putrefacta, también la inactividad destruye el intelecto
- Bien sabemos que los errores se detectan más fácilmente en el trabajo de otros que en el propio
- Un día bien aprovechado conlleva un sueño feliz
- Quien poco piensa, mucho yerra
- La constancia no está en empezar sino en preservar
- Pide consejo al que sabe corregirse a sí mismo
- El arte vive de límites y muere de libertad
- Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio
- Los hombres geniales empiezan grandes obras, los hombres trabajadores las terminan
- El que siembra virtud recoge honor